Musgo

Naoto Nakasone
1 min readSep 13, 2018

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Pasó la mano por la lámpara de piedra. Se acordó de un compañerito del jardín y su cabeza rapada. La gama de verdes era entretenida para sus ojos.

Como las víboras, uno piensa que el musgo está mojado y que su brillo proviene de una viscosidad desagradable. Por el contrario, su brillo es seco y suave, como el mármol.

— Así que ya existía esto — él con su manito en el pilar de la lámpara.

Se sentó, y se sintió musgo. Una asimetría que conquistaba aleatoriamente. Sólo sería equidistante, par y completo en el momento que conquistara todo.

— Pero este musgo todavía no me cubre a mí.

Se recostó, y se dejó arropar.

— Buenas noches, mamá —y el nene cerró los ojos.

— Que duermas bien, hijo — su madre apagó la luz y cerró la puerta.

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Written by Naoto Nakasone

Borradores y cosas sin introducción, nudo o desenlace

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