Cómo hablar de memes y que no te tomen en serio: un acercamiento a la verdad de manera tangencial?
Cuando estaba en secundaria y tenía que estudiar latin aprendí que los seres humanos no llevamos el nombre científico de Homo Sapiens, sino de Homo Sapiens Sapiens. No somos “hombres que piensan”, sino “hombres que piensan que piensan”. Es decir, somos conscientes de que pensamos.
Provocó una sensación que quiero definir como extraña aunque se trate de algo familiar. Es esa sensación de estar a punto de comprender algo pero ser incapaz de definirlo en palabras o comprenderlo del todo. Una repetición que tiende a algo infinito. Tal vez es la condición humana vivir con la verdad en la punta de la lengua.
Hay un artista que se llama Cy Twombly que tiene una serie de trabajos hechos en pizarras. En dichas pizarras hay muchos garabatos que dan la sensación de que se pueden leer pero en realidad no se entiende nada porque parecen cursiva rusa.
Es por esto que quiero pensar en aquello que nos ocurre cuando hacemos algo que trata sobre hacer sobre algo. También quiero pensar qué sucede en el incesto conceptual de analizar el análisis de un análisis en una mamushka de análisis. Tal vez así pueda encontrar la palabra que describa lo que sucede.
La segunda vez que me detuve a tener este efecto extraño de familiaridad fue cuando en la escuela nos hicieron leer Emma Zunz. El relato abarca distintos entendimientos. No sólo con respecto a la trama en general, a la construcción de un sentido denotado sobre la ficción, sino que también trabaja con la obra de Borges en sí. Los valores de verdad no necesitan de hechos, sino simplemente un marco donde desplegarse. Interesante que haya sido particularmente con un relato de Borges ya que esta idea de acercarse a una verdad de manera tangencial es algo que también está en la conferencia que da sobre budismo.
La tercera vez que tuve este efecto extraño fue cuando vi una película haciendo referencias a un meme sobre dicha película. No sería la primera vez que se observan memes en el cine y tampoco era la primera vez que veía la película. La sensación fue específicamente dirigida al meme.
Un meme es una idea, comportamiento o estilo que se convierte en una moda y se propaga mediante la imitación de persona a persona dentro de una cultura y, a menudo, tiene un significado simbólico que representa un fenómeno o tema. El término deriva del concepto de memes en el Gen Egoísta (Richard Dawkins, 1976) y su uso en internet es casi el mismo. Esto se debe a que las ideas, comportamientos y estilos, de una forma u otra, serán expresados según las mismas reglas de internet. Dawkins concibió los memes como el paralelo cultural de los genes biológicos y los consideró de manera similar a los genes “egoístas” como si tuvieran el control de su propia reproducción y, por lo tanto, sirvieran a sus propios fines. Entendido en esos términos, los memes llevan información, se replican y se transmiten de una persona a otra, y tienen la capacidad de evolucionar, mutando al azar y sometidos a selección natural, con o sin impactos en la aptitud humana (reproducción y supervivencia).
Hasta la fecha, los memes no han sido estudiados de forma sistemática por ninguna disciplina pertinente más que algunos artículos de comunicación y lingüística que los estudian a grandes rasgos dentro de la categoría de “lenguaje de internet”. Por este motivo, intentar estudiar los memes desde un punto de vista histórico puede resultar casi paleontológico.
Las partes blandas de un animal prehistórico siempre son un tema de discusión. Que lo blando sea lo primero en degradarse hace que la reconstrucción futura sea un tanto difusa. Algunas veces dice más de los humanos que retratan a la criatura que de la criatura en sí. El intento por retratar esto desde un punto de vista diacrónico puede ser una nimiedad en este punto de los memes. Así que es más prudente proponer una visión menos exhaustiva que nos ayude a atenernos a la idea del meme circulando en sí.
En la segunda mitad de la década de los 90’s, los investigadores de los campos de las ciencias de la computación y computación cognitiva propusieron el modelo de Richard Dawkins para estudiar el comportamiento de aquello que circulaba por internet. De dicha forma para el 2001 Wikipedia ya relacionaba el concepto con el uso de la Internet y para el 2004 ya había una entrada dedicada a los memes de internet gracias a la fundación del messageboard 4chan en el 2003.
“I’m the Juggernaut, bitch” es una frase que provocó mucho revuelo por parte de los habitantes de internet durante el estreno de la película X-Men: The Last Stand (2006). Por las obvias limitaciones de la world wide web en esas épocas, la cuestión sucedió de forma más acotada en foros de gente que consumía memes sin saber que consumía memes. Antes de que el actor Vinnie Jones pronunciara la famosa frase, el meme existía gracias a un video parodia que se había vuelto muy popular en la época por Youtube. Esta nueva relación que se dio entre internet y Hollywood seguiría ocurriendo con actores como Samuel L. Jackson y Keanu Reeves.
Un ejemplo curioso es el de Samuel L. Jackson que tuvo que volver a filmar algunas escenas para la película Snakes on a Plane (2006) porque la Internet pedía constantemente que insultara más en dicha película. “I’m sick and tired of this motherfucking snakes on this motherfucking plane”. (New Line Cinema; Mutual Film Corp., 2006)
Primero pensé en la gente que no sabía que la película imitaba al meme y luego en Lev Kuleshov. El efecto Kuleshov es uno de los elementos claves del montaje. De acuerdo a las convenciones del cine con las que nos hemos familiarizado desde sus comienzos, los espectadores empezamos a entender que una toma tiene conexión con la siguiente y hacemos un esfuerzo creativo para establecer una relación que –además de no siempre ser evidente- algunas veces es inefable. Una de las cosas más interesantes es que esa relación no existe por sí sola en el material sino que nuestro contexto mismo nos aporta la información y las competencias para poder realizar el ejercicio intelectual.
Lo que me parece útil remarcar, es que la conexión no es innata, sino que es el resultado de numerosos consumos que en su acumulación y decantación han permitido la competencia para poder realizar el procedimiento.
Tan poco innata resulta que hoy en día nuestros numerosos consumos están puestos al servicio de otros consumos e incluso consumimos la manera de consumir de los demás en streaming. La realidad está siendo yuxtapuesta.
Por supuesto, esto no es algo novedoso ya que las galerías de arte existen hace añares. La idea misma de recolectar cosas para que su conjunto signifique algo nuevo (o simplemente signifique algo) existe desde siempre. Pienso en Napoleón viviendo en el Louvre, corriendo al baño porque comió algo que le cayó mal y colgado en el pasillo haya un pedazo de la Pirámide de Giza o el Apolo Belvedere. En ese conjunto de lo recopilado y la capacidad de ir al baño con eso en el camino, parece poder establecerse una especie de promedio. Un camino intermedio que resulta en una forma de creación, o por lo menos, dirigir las ideas hacia un lugar distinto.
Según el budismo zen, la iluminación es un lugar que se consigue en el vacío. No hay silogismo posible para llegar a la verdad porque se consigue de manera intuitiva y brusca. Hay un “salto” en el medio del procedimiento que es inefable. Funciona como una anagnórisis menos evidente porque el reconocimiento se refleja en algo no decible. Está más que claro hoy en día que la comprensión de un concepto está siempre sujeta a su contrastación.
Los primeros occidentales en llegar a Japón fueron los portugueses. Cuando llegaron a la isla de Tanegashima se preguntaron cómo harían para comunicarse con los habitantes. Su emisario de Macao sólo podía hablar y escribir en chino. En el momento del desembarco, los navegantes fueron recibidos por los emisarios del pueblo. Al observar gente con rasgos tan distintos, el mismo señor feudal de las tierras decidió hacerse presente. Efectivamente, la sospecha de que Japón contaba con un idioma propio era cierta. Los japoneses sonaban tremendamente distinto a los chinos. Ninguna de sus palabras eran las mismas exceptuando algunas que obviamente fueron tomadas prestadas. Para sorpresa de los navegantes, ninguno de los emisarios se esforzó siquiera en buscar un traductor. Arrancaron ramas de los árboles cercanos y comenzaron a escribir en la arena. Los portugueses no podían comprender ninguno de los símbolos pero de algo estaban seguros y era que el emisario de Macao se podía comunicar perfectamente con los japoneses. Habían logrado encontrar un camino intermedio entre sus vastas culturas.
En un modo similar, una de las secciones más interesantes que se filtró del manual de 1960 de la NSA de los Estados Unidos de América es el protocolo a seguir ante el encuentro con extraterrestres. El protocolo era muy simple: dibujar un triángulo. De la manera que fuere, se debía dibujar un triángulo rectángulo y marcarle sus lados. Esto indicaría al extraterrestre que somos seres con cierto nivel de abstracción y que conocemos por lo menos el Teorema de Pitágoras. A su vez, esto dejaría en evidencia que somos seres capaces de comunicación, en el caso de que los seres extraterrestres también sean capaces de ello. Por supuesto, ellos no lo llamarían Teorema de Pitágoras, pero como el emisario de Macao, se supone que nos entendería sin hablar, juntando los recortes, organizando la información para darle una estructura con el todo. También cabe la posibilidad de que los sistemas sean imposibles de reconciliar en tanto sus naturalezas fundamentales sean tan diferentes que ni siquiera la idea de figura geométrica pase por el radar del ordenamiento del universo que los extraterrestres han ideado. Incluso es posible que los seres de otro planeta ni siquiera cuentan con nuestros mismos sentidos. Pareciera que asumimos que los seres extraterrestres con los que nos habríamos de comunicar son, en su naturaleza, muy similares a los humanos en tanto acumulan información que les permita generar un montaje de la realidad para poder conceptualizarla y encadenarla. Para que podamos aprender de ellos, o por lo menos comunicarnos. Nosotros requeriríamos de que ellos sean capaces de hacer el esfuerzo creativo de salvar las distancias aún cuando parezca que hay un infinito entre ambas ideas. Por cada elemento con el que decido contrastar una idea para aproximarme a una conclusión, surge algo nuevo que me aproxima a esa sensación de alivio pero no del todo. Por esta razón, agrego otra idea que la contrasta y la aproxima, pero no del todo y así hasta el infinito.
En la paradoja de Aquiles y la tortuga, Aquiles está disputando una carrera contra una tortuga. Aquiles concede a la tortuga una ventaja, por ejemplo, de 100 metros. Suponiendo que ambos comiencen a correr a una velocidad constante (uno muy rápido y la otra muy lenta), tras un tiempo finito, Aquiles correrá 100 metros, alcanzando el punto de partida de la tortuga. Durante este tiempo, la tortuga ha corrido una distancia mucho más corta, digamos que de 10 metros. Aquiles tardará un poco de tiempo más en recorrer esta distancia, intervalo en el que la tortuga habrá avanzado un poco más; por lo que a Aquiles aún le queda algo más de tiempo para llegar a este tercer punto, mientras la tortuga sigue avanzando. Por lo tanto, cada vez que Aquiles llega a algún lugar donde ha estado la tortuga, todavía tiene algo de distancia que recorrer antes de que pueda alcanzarla.
Hay una disertación de Alain Badiou que dio en la UNSAM en la que habla sobre arte Contemporáneo, y para valerse de ello lo contrasta con el Arte Moderno. A su vez, para explicar el Arte Moderno lo contrasta con el Romanticismo y el Arte Clásico. Badiou opina que en el fondo, el arte contemporáneo es una crítica del arte mismo, una crítica artística del arte. Y, esta crítica artística del arte, critica ante todo la noción finita de la obra. Así, la noción de lo contemporáneo va a estar sometida a dos normas de las cuales se desprenden otros conceptos. En primer lugar la crítica a la unicidad de la obra y la crítica a la figura del artista.
Esta idea misma está directamente relacionada a la figura del meme entendida por todos los usuarios de internet. A su vez, las críticas que Badiou realiza también pueden ajustarse a las posibles críticas del uso de los memes hoy en día. La relación que se da entre Hollywood y los memes es gracias a que tenerlos aumentan las ganancias y aporta una pequeña metareferencialidad que resulta muy exitosa en la audiencia. Badiou, en su disertación, explica que el arte sigue el modelo de la mercancía. Hoy el equivalente sería el algoritmo de recomendaciones.
Los memes, de todas formas, logran reabastecerse de una forma similar a la que señala Badiou con el arte. En lugar de hacer una crítica artística del arte, los memes hacen una crítica memera a los memes y en el proceso hacen una crítica memera a las comparaciones que se hacen de de ellos con el arte.
El siguiente meme del tipo copypasta se utiliza como respuesta non-sequitur a cualquier intento de hablar en serio sobre los memes y su estadío actual. Como resultado se genera el extraño efecto de satisfacer la autoreferencialidad diagnosticada en los memes a la vez que desestima el intento por intelectualizarlos:
“Puede que estés en algo acá..Los memes solían ser simples. Para una pequeña risa. Luego evolucionaron. Nuevos formatos, nuevas líneas, nuevos contenidos que lo convertían en un nuevo meme. Luego los memes se volvieron cada vez más meta y auto-reflexivos. Se parodian a ellos mismos y a los que los crean y los consumen. Se construyen mutuamente. Crecieron. Se transforman en algo completamente novedoso. Esto progresó al punto en el que ya no alcanzó. Se convirtieron en algo más que sí mismos. Se convirtieron en algo surreal. (…). El arte progresó de una forma similar. Empezó con simpleza, me refiero a dibujos simples. Luego cerámica y alguna que otra escultura medio abstracta. (…) Desde la prehistoria hasta el Renacimiento, el arte recurrió siempre a las mismas temáticas y las mismas técnicas para representar . Sí, las técnicas mejoraron radicalmente pero considerando los siglos en el medio, pocos avances reales sucedieron. Comparenlo con los memes. Eran tan simples al principio, y casi que nada más. (…) ¿Pero qué sigue? ¿Post-postmodernismo? ¿Metamodernismo? ¿Hipermodernidad? ¿Quién sabe? Sólo el tiempo lo sabrá. Allí es donde los memes se dirigen. Comenzaron despacio pero han tomado un envión que los hace crecer en velocidades exponenciales.(….) Nuevos movimientos de memes son creados a cada momento. Anti-memes. Dank memes. Abstract memes. Wholesome memes. Surreal memes. Deep fried memes. Nuked memes. Incluso ahora los black hole memes, y los dimensional and time travel memes son una realidad. ¿Qué va a pasar? ¿Un regreso a los clásicos ¿Un nuevo formato tan increíble que robe nuestros corazones y genere un nuevo movimiento? Estoy ansioso por los memes del futuro. TL; DR: Los memes imitan el arte, el arte imita la vida. Y lo más importante es que siempre debemos recordar — — digo, yo también gracias lol”)”
Otro meme que fue viral hace unos años intentando intelectualizar los memes es el siguiente:
Hay una tensión resultante entre conocer un meme, su contrario y el contrario de sus contrarios. Pareciera ser que da pie a una paradoja sin fin de refutaciones eternas sin argumento válido porque el vehículo de las ideas es el absurdo. Podría someter este mismo ensayo a este mismo juicio del copypasta o mismo incluir otra clase de meme que desarticula toda la argumentación tanto de este ensayo como del copypasta(el más apropiado sería el meme de Mucho Texto). De hecho, pretendo hacerlo pero no sin antes citar una película que es fuente de muchos memes y me habilita a seguir pensando:
“De acuerdo a todas las leyes de aviación, no hay manera en la que una abeja podría volar. Sus alas son muy pequeñas para que levanten del suelo a su cuerpo. La abeja, por supuesto, vuela de todas formas. Esto se debe a que no les importa lo que los humanos piensen”.
-(Bee Movie, Jerry Seinfeld, 2007)
Los memes parecen dar cuenta de una clase nueva de sensibilidad. Los memes parecen un balde lleno de anzuelos, es imposible sacar una idea sin sacar otras cien. En el copypasta previamente utilizado, no sólo tenemos la idea de arte que utilizó Alain Badiou en su definición de Arte Contemporáneo, sino también podemos relacionarlo a los Pinzones de Darwin, y menciona distintos movimientos filosóficos nuevos.
En 2010, los teóricos culturales Timotheus Vermeulen y Robin van den Akker propusieron el metamodernismo como “una intervención en el debate del post-postmodernismo.” En el ensayo Notes on Metamodernism, afirmaron que los años 2000 estuvieron caracterizados por el regreso de posiciones típicamente modernas, que no se perdieron de las estructuras mentales postmodernas de los años ochentas y noventas. Según ellos, la sensibilidad metamoderna “puede ser concebida como una especie de ingenuidad informada, un idealismo pragmático”, característica de las respuestas culturales a los recientes acontecimientos globales como el cambio climático, la crisis financiera global, la inestabilidad política y la revolución digital. Afirmaron que “la cultura posmoderna del relativismo, la ironía y el pastiche” se acabó, siendo reemplazada por una condición post-ideológica que enfatiza el compromiso, el afecto y la narración. El prefijo “meta-” aquí refiere, no a un estado reflexivo o un rumiante recurrente, si no que proviene del término acuñado por Platón metaxy, el cual denota un movimiento entre polos opuestos. Vermeulen Y Van den Akker describen metamodernismo como una “estructura del sentir” que oscila entre modernismo y posmodernismo como “un péndulo que se balancea entre innumerables polos”. Para la generación metamoderna, según Vermeulen, “las grandes narrativas son tan necesarios como lo son problemáticas, la esperanza no es algo en lo que simplemente se puede desconfiar, y el amor no es algo que necesariamente debe ser ridiculizado”
La recopilación y por ende la yuxtaposición de ideas con la que contamos hoy en día, forma una zona neutral en donde las contradicciones son capaces de formar un conjunto más contundente. Sobre todo si lo soportamos desde la idea de la vasta cantidad que tenemos hoy en día. Pareciera que el mérito está en la creación personal de “galerías mentales” que se ajustan a nuestros propios criterios. Parece ser que la recopilación inteligente del gran cúmulo de información que tenemos es la nueva forma de generar originalidad. Citando a Kenneth Goldsmith (2015) “parece una respuesta apropiada a la nueva condición de la escritura contemporánea: confrontados con una cantidad sin precedente de textos disponibles, el problema es que ya no es necesario escribir más; en cambio, tenemos que aprender a manejar la vasta cantidad ya existente.” La forma de crear algo nuevo, entonces, es combinando. Es decir, todos los escritos son considerados sujetos al contexto en el que son leídos y por ende la intencionalidad está sujeta no sólo a las competencias que previamente se han requerido a lo largo de la historia para poder leer cualquier texto, sino que ante la cantidad de textos disponibles se ha llegado a determinar que para poder incidir de maneras originales, el contenido no tiene porqué ser nuevo, sino el uso de los elementos. La originalidad de pronto no está en descubrir un aspecto innovador del contenido y lo que comunica, sino en descubrir una organización de los elementos que comunique con su acto de ser organizado.
Aceptamos estas incompatibilidades que sólo por razón de coexistir llevan el nombre de universo y enriquecen la profundidad de nuestra comprensión. Parece absurdo empezar a notar que todas las cosas que nada tienen en común, tienen por común el hecho de no tener nada en común. Esta idea se enriquece si tomamos lo que Barthelme dice sobre las computadoras haciendo arte. En el caso de las máquinas, el algoritmo no funciona con lo no conectado mediante silogismos, sólo puede aproximarse por aleatoriedad y en eso hay algo que sólo los humanos podemos hacer. Son pequeños saltos de intuición que tenemos en donde el centro de la experiencia no se puede nombrar y la pérdida de la razón como procedimiento forman sistema, pero no cualquier sistema, sino construcciones únicas en tanto son respuesta de la experiencia intransferible de las personas. Además, esta “cualidad intransferible” no es tampoco del todo cierta. Ahora que nuestro contexto permite suplantar todos los contenidos, los recopiladores y creadores de nuevas organizaciones y configuraciones son los que nos dan la dopamina del encuentro. Por eso este texto mismo está siendo constantemente autoreferencial, y está compuesto de yuxtaposiciones. En la forma hay oculta una forma de contenido.
Hoy por hoy todo es criticable al separarlo en piezas débiles y fáciles de pisotear sin el apoyo del todo. Es una práctica que venimos entrenando desde chicos con la clase de contenidos irónicos y pesimistas que se burlan de los sueños y esperanzas de nuestros padres como Los Simpson y South Park. Es tan así que es una actitud que todos teníamos casi por default y nos detiene de seguir avanzando. Tal vez, la única manera de seguir avanzando luego de que todo se convirtiera en palos en la rueda es mediante las contradicciones naive de no confiar más en el principio de no contradicción cuando nos dé la gana. A grandes rasgos, la idea parece un tanto irresponsable, pero es una manera de hacer convivir dos ideas contradictorias en una tensión que enriquece las experiencias. Si todo fue destruido nos queda la opción de jugar a la casita en las ruinas. Si el mundo destruyó las grandes narrativas, la última gran narrativa que queda por hacer es destruir al mundo.
Esta opción de no elección, abre un abanico de posibilidades en donde podemos operar con elementos más oscuros, causas en donde creemos pero no creemos, magias que existen y/o tienen explicación racional. A pesar de que no nos damos cuenta, ya estamos viviendo en esa clase de mundo con la mecánica cuántica, una ciencia que no puede afirmarnos nada pero tampoco nos niega del todo. Si nada se explica por completo, podemos rellenar los huecos vacíos que quedan en el medio con lo que nos parezca más interesante. Se podría abogar diciendo que ahora hay obras que no yuxtaponen como siempre ha habido, pero no es cierto porque la yuxtaposición es con la realidad, cada cosa escrita se está yuxtaponiendo a nuestra consciencia de nosotros mismos. Por eso se siente de tal alivio cuando encontramos un texto en donde vaciamos nuestro yo y podemos descansar de ser nosotros mismos. Hay algo de lo que se habla todo el tiempo pero siempre con el fin de hablar de otra cosa.
Gracias a la vaguedad de “las fronteras” entre un extremo y otro, la sensación buscada deja de ser tan específica –como si alguna vez lo hubiese sido- pero también la pretensión de que esa sensación sea específica se ha borrado gracias a que la asociación está contenida en el esfuerzo creativo que requerimos para rellenar los espacios en blanco. Ese espacio que el objeto yuxtapuesto nos deja para que carguemos por nuestra cuenta es familiar y extraño. Entre la extrañeza y la familiaridad se produce una paradoja. Ese ácido irónico de la razón contenido en la paradoja, puede resultar corrosivo hasta lo cómico o demostrar la infinitud hasta lo sublime.